domingo, 9 de febrero de 2014

LA EROTICA DEL PODER.


La erótica del poder siempre ha existido, pero quien se lleva la palma de Jefes de Estado que han transgredido las normas y se han ido son otra son los Presidentes de la República Francesa.

Nos podemos remontar a los principios como Luis XV y su amante Madame de Pompadour, que los pillaron en una postura que no me atrevo a contar.

Giscard buscó abrigo con Brigitte Bardot, la verdad es que no tenía mal gusto, incluso se le podía perdonar pasado ya tanto tiempo y con perspectiva.

Miterrand era un crac, vivía rápido, dos familias paralelas y visitas a más de dos amantes en una misma noche, y cubierto por la prensa.

Hay una anécdota muy curiosa, por eso es una anécdota, la noche que murió Lady Di, el Ministro del Interior francés llamó al Eliseo a Chirac para darle la noticia, contestó la Primera Dama, y con aires destemplados contestó que su marido no estaba y además tampoco sabia dónde dormía






Sarkozy y sus devaneos, y seamos justos los de su primera mujer Celia también, dieron un poco de chispa al Eliseo, cambiando de Primera Dama, Carla Bruni.





Y por último, y porque es el actual Presidente de Francia, y el último cotilleo, Hollande, descuidando su prudencia para visitar a su amante, Julie, que por cierto se la presentó su hijo, Thomas Hollande, que también sale con una cantante.

Siento un culebrón, no encuentro otra forma de contarlo, ni creo que sea necesario, porque a veces la realidad supera la ficción.

No creo que Julie esté con Hollande, ni por dinero ni por fama, porque ya tenía antes las dos cosas, sino porque a veces las mujeres, igual que a os hombres, nos gusta el poder, aunque la forma de conseguirlo sea distinta.



Hollande es 17 años mayor que Julie, pero a ella la atráe la inteligencia, la forma en que ha llegado al poder, de la nada a todo, y el poder que posee en si mismo.

Julie Gayet es guapa,  con éxito y dinero e incluso es dueña de un Castillo del S. XVII.

Al los hombres les da miedo las mujeres con éxito, seamos sinceros y la mujer busca ese éxito y poder que tanto miedo le da al hombre.

Por que no creer que Juliet es simplemente una mujer enamorada?

Los periodistas con su aficción de hablar aunque hagan daño, y buscar lo peor de cada casa, han comparado el Palacio Presidencial con una casa de citas.

Hay dos excepciones en Francia que no ha sucumbido al escándalo femenino, el General De Gulle y su austero sucesor, Pompidou.

Feliz lunes, espero que paséis una semana estupenda.

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