lunes, 28 de marzo de 2016

NO ME LLAMES GORDA.






Ala, se acabó la Semana Santa, y ahora los arrepentimientos, el echarle la culpa a las comidas familiares, por haber cogido un poquito de peso, porque el cordero, el frito, las empanadas, los rubiols, crespells, esos en mi tierra, pero quien dice rubiols dice también torrijas. Bueno y qué? con lo ricas que están, y con los recuerdos tan estupendos que nos traen todo eso que sólo comemos en Semana Santa, y que nos huele a hogar, nos recuerda a nuestra época de niños, a familia, a madre, o abuela.

Esas recetas que pasan de abuelas, a madres y de madres a hijas, y que seguimos haciendo, por eso, porque es una tradición, y una buena tradición, nos acordamos de los nuestros, nos reunimos, o no, eso depende, no siempre se puede. Pero que alguien me niegue que cuando llegan estos días no le viene a la memoria buenos momentos de casa.

Recuerdo sentarme con mi padre, no muy pequeña, a hacer empanadas, porque las hacía mi padre con la receta de mi abuela. Mi madre que no era de aquí aportaba las torrijas. Nos poníamos las botas. Bueno me acuerdo amasar, cortar los trocitos de folios para apoyar la empanada, hacer la forma de la empanada y la tapa para meter el relleno, me acuerdo vendarla con otro trocito de folio más y un alfiler para engancharlas. Las de casa, las dulces, no se por qué, supongo porque era la receta de mi abuela, y son las que aún me gustan. 

No me puede gustar más en Semana Santa que tomarme una empanada dulce con ensalada para cenar, cuando volvíamos de tomar el sol en la playa, y muchas veces hacía un frío que pelaba, pero al sol. Como esos recuerdos vosotros tenéis los vuestros y que os hacen sonrerir. Y te dan una extraña sensación entre confort y añoranza. Pero ya ha pasado, un año más, con tradiciones que puedes continuar, con mucha gente que ya no está a tu lado y con las mesas cada vez más pequeñas. Pero es lo que tiene volverse mayor.

Bueno dejemos la morriña ya y volvamos al tema, un par de empanadas más, un poco más gordita, imposible, y quien mejor lo sabe que tu misma. Pues nada, siempre viene la simpática o el simpático diciéndote que estás muy guapa, pero has engordado?. Y porqué no preguntas por mi colesterol, hay que joderse.

Dios!!! Y con el verano a la vuelta de la esquina, con las farmacias llenas de pastillas para adelgazar, y de cremas anticelulíticas, y tu que quieres ir de sobrada y decir, este año no me importa, pero si, este año también me importa, y este año el biquini, "ainns", ni comentarlo.

Pero ya tienes bastante con controlar tus miedos, dejar a un lado las idioteces, y estar por encima de lo que piensen los demás. Para que te digan: HAS ENGORDADO.

Nadie te pregunta, como estás?, contenta?,  duermes bien?,  puedes con todo?, necesitas ayuda?, un café y charlamos, que tal tus hijos, y estas vacaciones has tenido algún ratito para ti. Bueno ya se acaba, y la normalidad a veces también sienta bien.

Si tengo mala cara, ya lo se yo me he mirado al espejo, me he visto horrible, me he maquillado, he intentado disimular, me pongo lo más mona que puedo, o que el alma me deja, porque últimamente tengo pocas gansa, a sonreir y para "alante".

No me llames gordita, no me digas nada, yo no te llamo impertinente, ni envidiosa, ni fea, que a lo mejor lo eres pero es  si que es difícil cambiarlo. Y por favor ni se te ocurra llamar gorda a un adolescente, porque eso si que puede lleva a situaciones complicadas, trastornos alimenticios, anorexias, y esas cosas. Y la autoestima, esa de la que todo el mundo habla pero de la que mucha gente quiere que te deshagas de ella.

Seamos sinceros, todos necesitamos palabras amables, piropos, refuerzos positivos que nos dan un empujón para adelante.

No me digas nada, sino te gusto, no me importa, y no me lo demuestres porque te atreves a criticarme porque yo no me atrevo a contestarte.

Dejar a la gente vivir su vida lo mejor que pueda, con sus lorzas en las caderas, y vosotros chicos con unas barriguitas importantes, y los de mi edad casi todos calvos. Pero este verano, si la operación biquini me gana por goleada, seguiré poniéndome el biquini, iré a la playa y a la piscina, y pasando de los demás. Por que la verdad, aunque me duele que me digan que he engordado, no les haré caso, y aunque adelgace, no me voy a sentir más feliz.

Si yo, que realmente no estoy gorda, ni gordita me molesta cuando me lo dicen, ni pensarlo, a alguien que realmente tiene un problema de peso. Que osadía, que ganas de fastidiar, y que ganas de no ver lo mejor que tiene la gente, y solo fijarnos en los defectos.

Lo único importante si estás gordo o no es por salud, por nada más. 

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