martes, 25 de marzo de 2014

DE LO QUE SE SIEMBRA SE RECOJE


Esta mañana, como muchas otras, mi hija María se levanta con unas ganas de hablar horribles, yo voy de un lado a otro, como una loca, haciendo cosas, ella me persigue contandome cosas, que ha veces ni la escucho, y la perrita detras. Os imagináis la escena, verdad?.

Bueno pues entre muchas cosas que me contaba una de ellas me ha llamado la atención, me ha encantado y me ha hecho reflexionar, y por eso le he dedicado este post. Merche, su profesora les ha prometido que si siguen sacando buenas notas, no los moverá de pupitre en que se sientan, porque cada niño ahora está sentado con sus dos mejores amigos. A continuación me dice y Merche, mamá es de las que cumple las promesas!!!, porque es madre y tiene una hija de seis años. Gooooool! Me he adjudicado el piropo, el mejor regalo del día. La confianza que mi hija ha puesto en ti.

A veces parece que educar a tus hijos es una tarea imposible, es verdad que vienen sin libro de instrucciones, y el camino es difícil, y  no sabemos muy bien por donde tirar. Lo que si es cierto es que simplemente con ganas, esfuerzo y constancia, se consiguen muchas más cosas de las que te crees que has conseguido.

Una gran amiga mía siempre me dice que el educar es  trabajar día día, gotita a gotita y sin desfallecer, hay días que tienes más ganas, y otros no, por supuesto. Pero hay que estar siempre ahí. Pon las manos encima de la mesa, recoge la ropa, no la dejes tirada en el suelo, lavate los dientes, levantate, deprisa llegamos tarde, come, come... Os suena verdad?

Aunque parezca que no, existe una bonita recompensa. Como la que os acabo de contar. O por ejemplo cuando tu hija se va a casa de una amiga y te dicen sus padres que es una ñiña estupenda, muy bien educada, quien no se siente orgulloso de ese tipo de comentarios, e incluso sin que te lo digan los demás, cuando la oyes hablar, sabes que va por buen camino. 

Es un arbolito que tiene que crecer recto, y para eso tenemos que ir enderezandolo,  poniendo límites, aunque no nos gustes. Mi hija tiene diez años, hace unos meses me dijo: "Mamá eres muy estricta pero me gustas mucho". Gracias María.

Uno de mis objetivos, es no mentir a mi hija, contarle simpre la verdad,  hasta un límite, el que ella pueda entender. Otra prioridad es cumplir siempre lo que prometes, porque creo fervientemente que si no cumple tus promesas, nunca se podrán fiar de ti. Hoy he tenido esa recompensa. 

Me siento muy orgullosa de mi hija. Este es un pequeño homenaje a una niña estupenda. Muack cielo te quiero mucho.

Feliz Martes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario